Este es el primer capítulo de una serie de artículos en los que analizo, opino y hago propuestas sobre el modelo de ciudad y el modelo urbanístico actual en la ciudad de L’Hospitalet de Llobregat.
Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y en L’Hospitalet de Llobregat no se deja que ningún refrán caiga en saco roto.
De hecho, es más que posible que la dirección del gobierno municipal de la ciudad ni se haya enterado del «tropiezo» llamado «Crisis» causado por la piedra llamada «Burbuja inmobiliaria» que ha sumido a gran parte de la población de la ciudad en más de una década de recortes, desahucios, precariedad y apretadas de cinturón.
Pero ya que se cumple con el refrán, se cumple por todo lo alto: Se sigue impulsando el plan anterior a la crisis de construir más de 10.000 nuevas viviendas en la ciudad a sabiendas de las consecuencias que estás políticas han causado.
Cabe recordar que la crisis de 2008 fue una pandemia mundial pero que se cebó especialmente en países como el nuestro en el que todo se apostaba a un doble soufflé de turismo y construcción, pero sobretodo de construcción. Y claro, cuando un soufflé está demasiado hinchado es porque nos hemos pasado de la raya con la levadura, en este caso, de levadura ciertamente pasada de vueltas y de fecha.
La ciudad de L’Hospitalet de Llobregat tiene densidades de población que se encuentran en el poco reconfortante TOP mundial de ciudades más compactadas (ver el artículo La ciudad más densa de Europa). Y no sólo cuenta con ese problema, si no que hay un alto ratio de infravivienda, pisos muy envejecidos, con problemas de accesibilidad y en general con una eficiencia energética casi nula.
¡Muchos pisos! Equipamientos y servicios ya si eso…
Al problema del parque de vivienda expuesto, se suma la acuciante falta de equipamientos y servicios públicos de la ciudad. Encontramos que aunque se sigan construyendo nuevas viviendas, los equipamientos siguen siendo los mismos de hace décadas. Centros de Asistencia primaria congestionados, desdoblamientos que no llegan, escuelas e institutos en barracones durante décadas, edificios patrimoniales abandonados…
Viendo el panorama, y marcándose el objetivo de mejorar social y ambientalmente la ciudad, se hace evidente que el municipio necesita plantear acciones prioritarias en el ámbito de la vivienda y el urbanismo a nivel general, dejando los parches puntuales.
El problema se crea cuando estas medidas planteadas ignoran el problema de base y se centran exclusivamente en seguir depredando los escasos espacios libres y naturales de la ciudad, o en cambiar el uso de zonas industriales para reconvertirlas en más viviendas, todo ello sin plantear acciones de regeneración en la ciudad ya existente.
La gentrificación como modelo de transformación de la ciudad.
Pero es que la construcción de más de 10.000 viviendas nuevas en L’Hospitalet de Llobregat no se plantea los retos lógicos de sostenibilidad ambiental, de garantizar el derecho a la vivienda, de mejorar la calidad del tejido urbano o de mejorar las condiciones vida de la ciudadanía. No, no se trata de eso.

La lógica de estas actuaciones de edificación masiva responde a la voluntad de hacer negocios de pelotazo por parte de grandes promotoras y constructoras, fomentar el ingreso rápido a los presupuestos municipales a base de aprovechamientos urbanísticos (pan para hoy y hambre para mañana) e IBIs y, sobretodo, en atraer a la ciudad a gente de mayor poder adquisitivo, que consuma más y que inexorablemente acabará expulsando a las personas de menos recursos.
Las promesas de los beneficios de la construcción de este tipo de planes urbanos de vivienda, de la supuesta revalorización que supone para la ciudad, se queda en papel mojado en la mayor parte de los casos. Es frecuente escuchar argumentaciones como que, gracias a ellos, se pueden construir nuevos equipamientos públicos y «recuperar» zonas verdes y edificios patrimoniales para la ciudad… Pero todas esas promesas se convierten en humo una vez el tocho y el hormigón han ocupado su lugar.
Gentrificación es lo mismo que decir «pobres fuera»
Encontramos múltiples casos, demasiados, en que una vez construidas todas las viviendas, los equipamientos y zonas verdes ni están ni se les espera. Casos como el polideportivo del Gasómetro, la escuela Paco Candel, el CAP de Sant Josep, Can Trinxet, la Masia de la Remonta, la Fábrica Godó i Tries, Can Rigal… Se trata de grandes cebos para justificar promociones inmobiliarias, pero cuyas promesas quedan en nada. No se crean las zonas verdes de calidad que se deberían crear y se abandonan o se intentan destruir las pocas existentes.
Es el modelo basado en la Gentrificación, el proceso de transformación urbana y económica basado en la expulsión de las clases populares más humildes a zonas más alejadas de las coronas urbanas. Es decir, la gentrificación es el camino fácil, el modelo del «no quiero afrentar el reto de mejorar la calidad de vida de la gente, así que la expulso y la sustituyo por otra que ya venga comida de casa».
Esta política urbanística es lo mismo que decir «pobres fuera».
Todo lo que suponga una inversión en mantenimiento, como las zonas verdes o los equipamientos, o no se ejecutan, o se ejecutan en formato de bajo coste (convirtiendo zonas verdes en plazas duras) o se externaliza a privados para que se encarguen de su gestión (como el edificio de los antiguos juzgados cedido a Editorial Planeta durante 30 años).
Los pelotazos que han sido, son y posiblemente serán
En esta serie de artículos, desglosaré los distintos planes urbanos que han sido, son y serán ejecutados en nuestra ciudad, si no se le pone remedio.

Estos planes se clasifican en las siguientes categorias:
- Los proyectos incluidos en el PRAILH: El llamado Plan de Reforma de las Áreas Industriales de L’Hospitalet de Llobregat es, sin lugar a dudas, el plan que incorpora el mayor número de viviendas nuevas. Proyectos como el de Cosme Toda, Rambla Marina, Can Trinxet, etcétera se enmarcan en este contenedor.
- Las denominadas PUERTAS de la ciudad: este contenedor incluye aquellos proyectos de edificación que pretenden ser las «puertas» de entrada a la ciudad, como la porta Nord, el proyecto de Can Rigal o el plan de Porta Sanfeliu.
- Proyectos de edificación en el tejido urbano existente: En esta categoría hablaremos de todas aquellas propuestas en las que, a pesar de que regeneran tejido urbano existente, lo hacen con los criterios tóxicos de gentrificación expuestos anteriormente. Proyectos que destruyen patrimonio de la ciudad en mayor o menor medida y que expulsan a las clases populares de la ciudad. Podemos destacar por ejemplo el caso de la calle Baró de Maldá en el barrio del Centro, entre otras.
Por otro lado, también analizaremos proyectos urbanísticos que, a pesar de no ser clasificados directamente como planes de vivienda, sí afectan a la densidad y calidad de la ciudad y tienen impacto en el ámbito residencial no permanente como pueden ser el PDU Gran Via-Llobregat o el Proyecto del llamado «Districte Cultural».
En los próximos artículos iré desgranando uno a uno cada uno de los planes de masificación elitista. Estad atentos. En breve, más.